Un lugar dedicado a la novela negra y policial.

Una librería y editorial independiente.

Todos los matices de negro, del Cosy crime al Thriller.

Libros hechos por humanos.

El proyecto

La escena del crimen es un sueño de juventud que salió del cajón del olvido durante la pandemia. Ver más

Debe haber empezado en las búsquedas nocturnas por las librerías de la calle Corrientes, después de escuchar jazz o de ver teatro a la gorra en los sótanos del Bajo, mientras desayunaba un café con leche con medialunas haciendo tiempo para volver al Oeste. Ya ni me acuerdo a qué hora de la mañana empezaban a andar los colectivos, pero sí que las madrugadas eran largas y daban para fantasear.

El gusto por el policial negro me lo van a entender mejor si les digo que soy socióloga, «mi hija, la tercera, LA SOCIOLOGA, era Progresista» como diría la gran Violencia Rivas, precursora del punk en la Argentina.

Década del 20 y Ley seca para algunos, crisis de los años 30 para otros. Nacido en Estados Unidos, en Chicago para ser más precisa, el policial negro o “duro”, tiene sus padres fundadores que lo convirtieron en un género a parte entera. Dashiell Hammet y Raymond Chandler, creadores de los personajes de Sam Spade y Philip Marlowe. Hay que reconocer que, en términos de notoriedad, Humphrey Bogart facilitó muchos las cosas.

Lo que caracteriza al policial negro es el mundo en el que transitan los protagonistas. Es la sociedad que de cierta manera es culpable y afecta a todos los personajes. Los policías son corruptos, las mujeres son fatales, los detectives son alcohólicos, arruinados económica y sentimentalmente, las victimas nunca son inocentes.

En cuanto a los criminales, bien podrían no existir. Los personajes están en la lona y no necesitan de criminales para marcar la derrota definitiva. Los verdaderos delincuentes, cuando se los identifica, están tan protegidos por el sistema, que se vuelven intocables.

La novela negra es la expresión de una cierta desesperación frente a lo que no se puede vencer, todo el mundo pierde. El tema es no sucumbir completamente, es tratar de conservar un poco de dignidad.

Convengamos que no es el tipo de lectura que nos levanta el ánimo, pero de cierta manera nos endurece y nos hace resurgir ciertos valores que la sociedad no llega a corromper. Es lo único que queda en medio del desastre.

También hay otro asunto por venir, los vinos. Con este tema la voy a hacer corta. ¿Que por qué bebo alcohol?, le preguntaba à Charles Bukowski, a lo que respondía con ese estilo tan provocador y suyo, Porque ninguna buena historia comienza con un “estaba yo comiéndome una ensalada».

Buenos Aires, 15 agosto 2021

  • Coordinación editorial Liliana Beatriz Ballaré
  • Corrección de estilo Martín Russo
  • Ilustración Costhanzo
  • Diseño y concepto gráfico Fabián Muggeri